Febrero, 2007

¿CARTA DE CHARLY?

Esta mañana, todavía en la cama y aún medio dormido, he sufrido un sobresalto; tenía la estúpida sensación de que Charly me había escrito una carta. No sé cómo se me había ocurrido esa tontería: los perros no saben escribir. Pero tenía la imagen del texto en la memoria, como si hubiera leído realmente unas líneas.
Creo que decía algo así:

Querido amo:

Sé que sigues triste porque me fui. Ya hace mucho de eso. No deberías seguir llorando por los rincones cuando nadie te ve. ¿Sabes por qué lo sé? Sigo viviendo dentro de ti y me entero de todo lo que te pasa. Mira: me gustaría verte contento, como cuando salíamos a pasear por la calle, desde tu casa de Barcelona. Luego he sido muy feliz en Valldoreix, con todo ese jardín, ese césped para revolcarme y esos perros idiotas a los que yo ladraba para que supieran quién mandaba en el barrio. He tenido todo lo que podía necesitar, de verdad. Luego me puse enfermo y hiciste que me entrara aquel sueño que me hizo descansar. Ahora vivo en tu memoria y no necesito más. Pero no quiero que te tropieces una y otra vez conmigo cuando te pones a recordar tus cosas. Ponme en ese estante de atrás, ése que no miras casi nunca, donde están tus viejas historias, tus antiguas novias, tus recuerdos de la infancia y esos papeles tan viejos que nunca lees. No necesito más, de verdad; estoy contento aquí. Vive tu vida y no estés tan pendiente de mi recuerdo. Me gusta mucho eso que haces cuando desvías la segadora para no tocar la hierba de ese sitio donde descanso. Me basta con eso porque entonces sé que te acuerdas de mí un poquito.
Adios, jefe.

Al principio