De: owner-escepticos@dis.ulpgc.es en nombre de Francisco Mercader Rubio [fmercader@arrakis.es]Enviado: martes, 28 de julio de 1998 22:53

Asunto: [escepticos] Instintos2

> [Ernesto]
> A mí me explicaron que el instinto era una conducta compleja, y que en eso se diferenciaba del reflejo

[Mercader]
Pongamos como ejemplo de instinto, que a mí me parece complejísimo, la construcción del nido de los pájaros tejedores. Fijaos que no sólo se trata de una tendencia indefinida a hacer algo, sino de una serie de acciones mecánicas, cada una de las cuales requiere un cúmulo de pequeñas decisiones y de opciones -tirar de la parte adecuada del junco y no de la contraria- que, consideradas aisladamente, parecen requerir un proceso reflexivo. Ya sé que el pájaro en cuestión no sabe hacer más que eso -aunque lo haga muy bien- pero presenciarlo hace reflexionar sobre la naturaleza de los instintos:

No parece satisfactoria la definición de que se traten de una conducta ciega y mecánica ni de un patrón altamente previsible: Habría que definirlos como una disposición sobre la cual, el animal desarrolla una conducta voluntaria dentro de unos cauces tanto más estrechos cuanto más simple sea su sistema nervioso. Como es de suponer, si se trata de un anélido, sus reflejos o sus instintos se moverán dentro de un margen estrechísimo. Por eso decimos que su conducta es previsible. Si es de un ser humano, las interferencias culturales o la propia reflexión del sujeto dotarán a su conducta de una amplitud de opciones que enmascararán la predisposición que comenzó a dispararla.

[Ernesto]
> Una pregunta: żDe qué sirven unos instintos ocultos, frecuentemente reprimidos, extremadamente modificables por el aprendizaje, y perfectamente sustituibles por éste, y por lo tanto innecesarios?

[Mercader]
Iba a decir que ya no sirven para mucho, si no es para estorbar. Pero luego, he pensado que creo que siguen siendo los generadores de las líneas maestras de nuestra conducta. Las guerras, el amor, las oposiciones a notarías o pelearnos en esta lista se explican respectivamente por los cuatro o cinco instintos básicos, debidamente barnizados con la cultura, entrecruzados, domesticados y limados hasta que parecen otra cosa. Pero algunas personas no se lo creen porque olvidan un principio básico de la metodología: No se puede medir una herramienta -el cerebro- con otra herramienta igual -otro cerebro- porque, entonces, los errores de procedimiento no pueden ser detectados.

Saludos.