De: owner-escepticos@dis.ulpgc.es
en nombre de Francisco Mercader Rubio
[fmercader@arrakis.es]
Enviado: sábado, 10 de octubre de 1998 10:27
Para: escepticos@CCDIS.dis.ulpgc.es
Asunto: [escepticos] fundamentalismo religioso y ciencia
[José March]
>El articulo de Nature ha falsado esa hipotesis: a pesar
>del prodigioso aumento de los conocimientos de los
>ultimos 80 anyos, no ha variado el porcentaje de
>cientificos creyentes que se situa en el 40%.
>Todo me indica que cuando alguien con una formacion
>en ciencias dirige la mirada hacia la religion, es facil que
>se produzca una hermosa plasta de vaca.
[Mercader]
Hola, Josep. Eso que citas parece corroborar algo en lo que insisto
aquí, de vez en cuando, y que no parece sentar muy bien: Manejar muchos
datos es un privilegio del que disfrutan los científicos -y los
investigadores, en general- y que, en principio, podría garantizar la
correcta dirección de sus especulaciones. Pero parece que el último
movimiento de ficha, que es la inducción final o la interpretación de
las propias investigaciones o el posicionamiento personal obedece, en la
mayoría de los casos, a una intuición que parece independiente de la
formación cultural.
De otra manera, no me alcanzo a explicar por qué, personajes con sólido
bagaje de datos, siguen hilándolos de manera incorrecta por no reconocer
las relaciones que los unen. Vemos como Padres de la Iglesia, maestros
en el uso de la lógica, la utilizaban sin advertir los evidentes
sofismas de su razonamiento que les llevaban a justificar la existencia
de un dios con barbas. Incluso el método científico necesita ser
utilizado con minuciosidad para no dar lugar a conclusiones erróneas.
Últimamente me paseo por listas de expertos (Iberpal, Ecosel, Alfabeto,
Derecho, Otorrino, etc); en ellas, la gente no está reunida como en
esta lista, por una actitud común, sino, simplemente, por coincidencia
en el objeto de su estudio. Pues bien: creo advertir que, en esos
mundos, se da la mismísima proporción entre gente razonable y cretinos
que en la calle Mayor de mi pueblo.
A lo mejor, la previa disposición personal fuerza, sin que lo
advirtamos, la dirección final de nuestras conclusiones. Es una
posibilidad que no me gusta admitir pero a la que no hay que cerrar la
puerta.
Saludos.