De: owner-escepticos@dis.ulpgc.es en nombre de Francisco Mercader Rubio [fmercader@arrakis.es]Enviado: domingo, 26 de julio de 1998 12:09
Asunto: [escepticos] Brutalidad.
[ Sacha Marquina Reyes]
Francisco, eso se sigue haciendo hoy en día. Además, matar a un animal de otra especie para comérselo no me parece un acto que se merezca el apelativo de asesino, ni para el chimpancé ni para el hombre.
[Mercader]
Curiosamente, el hombre ha inventado unos códigos artificiales de conducta llamándoles Ética y Moral y otros etcéteras, y les ha dado una altura trascendental sin acordarse de que TODOS los seres vivos han de aprovecharse de otros -incluso matándolos- para su supervivencia.
Claro que, simultáneamente, ha inventado unos matices para tranquilizarse y ha decidido establecer unos límites ¿arbitrarios? Entre los seres destinados a su consumo y los seres a los que no hay ni que tocar. Así, se consigue que el matarife conduzca miles de corderos, cerdos, gallinas y conejos al recinto donde son sacrificados con fría eficacia sin que tenga ninguna sensación de remordimiento. Sin embargo, se ha conseguido que muchos seres humanos se estremezcan ante la idea de suprimir a otro ser humano que les estorbe. Yo atribuyo esa resistencia al efecto de los restos de un mecanismo intraespecífico que también vemos en otros animales y que dificulta matar a otros individuos de la misma especie.
Es curioso que, cuando vemos, en un documental, todas las maniobras de un depredador para acechar a su víctima, no veamos todos y cada uno de los caracteres que acompañan al asesinato (alevosía, abuso de confianza, falsedad, por ejemplo) y hayamos encontrado el mecanismo para ignorarlo, disculpando al pobre animal que tiene que matar para vivir.
Saludos.