De: owner-escepticos@dis.ulpgc.es en nombre de Francisco Mercader Rubio [fmercader@arrakis.es]Enviado: domingo, 19 de julio de 1998 14:00

Asunto: [escepticos] Brutalidad.

[Mercader había dicho...]
> tratado aquí, incluídas corridas de toros y otras diversiones con animales maltratados, son -a mi juicio- demostraciones de cómo la sensibilidad para el dolor del Otro puede estar, o no, presente en cada ser humano sin que pueda achacarse a maldad consciente sino, simplemente, a que hemos sido implementados,

[José Velásquez]
> ¿Podrías explicarme qué entiendes por "maldad" y por "maldad consciente"?. Sin conocer esto, me es difícil entender tu afirmación.

[Mercader]
Estas son las trampas del lenguaje. Yo había utilizado, para simplificar, términos comúnmente utilizados por los que creen que existen el Bien y el Mal como valores absolutos. Pero yo soy, precisamente, escéptico con esos valores. En el resto de mi mensaje estaba, entre líneas, la justificación de los que son vistos como 'malos' sin que, a mi juicio, se les pueda responsabilizar de ello.

Fíjate que en el mundo jurídico hay, incluso, una división entre el 'dolo' y la 'culpa' (no sé si es la misma distinción en tu país) para separar la voluntariedad o la involuntariedad en el daño infligido a otros.

Sabes que al toro se le pincha, sólo para excitarle, con banderillas, un artefacto ingeniosamente ideado para que, con el movimiento del toro al correr, vaya desgarrando con su peso los tejidos cada vez más. Por lo menos,eso parece, al ver los chorros de sangre que caen por los costados del animal. Ves, también, como miles de personas sentadas expresamente en una plaza, lo presencian sin pestañear y sin que se les conmueva una fibra. Hay que sacar la consecuencia de que esas personas no poseen -o han perdido- la sensibilidad para que les llegue ese daño a distancia.

¿Qué hacer? ¿Ejecutamos a esos miles de personas por malvados? ¿Les retiramos la palabra? Tendremos que reconocer, nos guste o no, que es una característica de esta especie. Que la falta de compasión por el dolor ajeno debió de ser, en la época en que cazábamos a pedradas, lo que nos permitió alimentarnos. Y que si fuese fácil eliminar esa característica, ya se habría hecho (Hemos tenido tiempo, en los tres o cuatro millones de años en que se está conformando esta especie). Y que, además de no ser fácil, a lo mejor resulta que no es conveniente del todo eliminarla. Está visto que una cierta dosis de mala leche parece necesaria para defender tu prole y tu territorio. Y si no, lee los periódicos.

Saludos.