La "64Chromonica" que puso de moda el mítico Larry Adler en los años 40 ya ha sido sobrepasada por los modelos de Suzuki o Seydel. Sin embargo, sigue constituyendo la referencia de las armónicas cromáticas y merece este recuerdo. Uno de sus puntos flacos -que en los modelos actuales no se ha corregido aún- es la debilidad de su pieza móvil fundamental, el deslizador que abre y cierra el paso del aire a las distintas celdas.

En esta imagen en la que vemos a una armónica de perfil, se aprecia la delgadez de esa pieza y su vulnerabilidad a cualquier choque o roce. Cuando se dobla por accidente, es muy difícil conseguir que recupere la forma exacta y se pone en peligro la integridad de todo el instrumento. Muestro aquí abajo mi aportación al refuerzo y protección de dicho deslizador con una solución que ya me ha mostrado en alguna ocasión su utilidad.

Consiste en buscar una bisagra del tamaño adecuado y retirar (con ayuda de limas de relojero) el material innecesario hasta conseguir la forma que se ve a la derecha. Las dimensiones de cada corte se han de ajustar exactamente al ancho del deslizador para evitar holguras, ruidos y resistencias indeseadas en el movimiento. Una vez presentada la bisagra en su lugar, se sujeta con ayuda de cinta de doble adhesivo al lateral de la armónica.

He creído preferible este sistema frente al de sujetarlo de manera fija porque en ese lugar, el cuerpo de la armónica está debilitado por el hueco del muelle de retorno del deslizador y no parece sensato agujerear y aumentar la debilidad de la pared. Además, con el sistema de adhesivo, si es necesario retirarlo no se dejan huellas en el cuerpo del instrumento.

Con un poco de habilidad en el ajuste de las piezas, el manejo del instrumento no sufre ninguna dificultad.



fmercaderr@QUITAESTOtelefonica.net

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